(CNN) – Al inicio de su carrera como especialista de aprendizaje, Mary Willingham se encontraba en su oficina cuando un jugador de baloncesto de la Universidad de Carolina del Norte entró en busca de ayuda con su trabajo de clase.
Él no podía leer o escribir.
"Y entré en una especie de pánico. ¿Qué haces con eso?”, dijo, recordando la reunión.
El trabajo de Willingham era ayudar a los atletas que no estaban del todo preparados académicamente para el trabajo requerido en la UNC en Chapel Hill, una de las mejores universidades públicas del país.
Sin embargo, se impresionó al ver que uno de ellos no pudiera leer. Y luego, encontró que él no era un caso poco común.
Pronto, conocería a un estudiante atleta que no podía leer palabras polisílabas. Tuvo que enseñarle a pronunciar Wis-con-sin, como hacen los niños en la escuela primaria.
Y luego llegó otro atleta con esta solicitud: "Quería que le enseñara a leer lo suficientemente bien como para que pudiera leer acerca de sí mismo en las noticias, porque eso era algo realmente importante para él", dijo Willingham.
Los estudiantes-atletas que no pueden leer bien, pero juegan en los deportes universitarios que generan ingresos como el fútbol y el baloncesto, no son un fenómeno nuevo, y ciertamente no se encuentran sólo en la UNC de Chapel Hill.
Una investigación de CNN encontró universidades públicas en todo el país donde muchos estudiantes que son parte de los programas de baloncesto y fútbol, tenían un nivel de lectura de octavo grado. Los datos obtenidos a través de solicitudes de registros abiertos también mostraron una sorprendente brecha en el rendimiento entre los atletas universitarios y sus compañeros en la misma institución.
Éste no es un estudio exhaustivo de todas las universidades que tienen los principales programas deportivos; CNN escogió una muestra de las universidades públicas, donde aplican las leyes de registros abiertos. Buscamos información de un total de 37 instituciones, de las cuales 21 universidades respondieron. Las otras se negaron a nuestra solicitud de tener acceso a los resultados de exámenes de admisión o pruebas de aptitud; algunas afirmaron que la información no existía y otras citaron reglas de privacidad. Otras simplemente no los presentaron a tiempo.
Mira los detalles de nuestros hallazgos.
Escándalo atlético vs. académico
Como estudiante graduada de UNC-Greensboro, Willingham investigó los niveles de lectura de 183 atletas de UNC-Chapel Hill que jugaron fútbol o baloncesto de 2004 a 2012. Encontró que el 60% tenían un nivel de lectura que se encontraba entre el cuarto y octavo grado. Entre el 8% y el 10% leían por debajo de un nivel de tercer grado.
"Entonces, ¿qué cursos van a tomar para obtener un título aquí? No puedes venir con una educación de tercer, cuarto o quinto grado y graduarte de esta universidad", le dijo a CNN.
El problema fue puesto de manifiesto en UNC hace dos años, cuando salió a luz un escándalo en el que a los estudiantes, muchos de ellos atletas, les dieron calificaciones por clases a las que no asistieron, y en las que no entregaron un solo trabajo. El mes pasado, un gran jurado de Carolina del Norte acusó a un profesor en el meollo del escándalo por cargos de fraude. Está acusado de haber recibido 12.000 dólares por una clase que no dio.
Cuando Willingham trabajó como especialista de aprendizaje con atletas de 2003 a 2010, ella admite que participó en un engaño, al firmar formularios en los que indicaba que no había sido testigo de violaciones a las reglas de la Asociación Nacional Atlética Colegial de EE.UU. (NCAA, por sus siglas en inglés), cuando de hecho sí lo hizo. Sin embargo, la NCAA, el cuerpo organizador de deportes universitarios, nunca la entrevistó. En lugar de ello, encontró que ninguna regla había sido quebrantada en Chapel Hill.
La UNC ahora dice que 120 reformas han entrado en vigor para garantizar que no habrá transgresiones académicas.
Pero Willingham dijo que las clases falsas eran sólo un síntoma del problema mayor de matricular buenos atletas que no poseen destrezas de lectura para tener éxito en la universidad.
"¿Acaso no hago trampas cuando me siento a la mesa con un chico que no sabe leer o escribir a nivel universitario y saco un trabajo de allí? ¿Es esto legítimo? No", dijo Willingham a CNN. "No haría eso hoy en día con un estudiante universitario; lo hice solamente con deportistas, porque es necesario".
Los deportes en la NCAA son un buen negocio, con millones de dólares en juego por los programas ganadores.
En 2012, la Universidad de Louisville obtuvo ganancias de 26,9 millones de dólares por su programa de baloncesto masculino, según cálculos que las universidades deben presentar ante el Departamento de Educación y que fueron analizados por CNNMoney. Eso es más o menos el 60% más que los 16,9 millones en ganancias de la Universidad de Carolina del Norte, cuyo equipo de baloncesto masculino obtuvo el segundo ingreso más grande.
Willingham, quien ahora es consejera de graduación y tiene acceso a los archivos de los estudiantes, dice que cree que todavía hay atletas en la UNC que no pueden hacer los trabajos de los cursos.
El Director de deportes de la UNC, Bubba Cunningham, le dijo a CNN que la universidad solamente admite estudiantes que cree pueden ser exitosos.
"Creo que nuestros estudiantes tienen una experiencia excepcional tanto en el salón de clases como en el campo de las competencias", afirmó.
Con base en observaciones, los oficiales de la NCAA admiten que probablemente hay historias que son preocupantes, pero también dice que la gran mayoría de estudiantes-atletas compiten en un alto nivel en el salón de clases.
"¿Hay estudiantes que llegan a la universidad no estando bien preparados? Seguro. No sólo son estudiantes-atletas", dijo Kevin Lennon, vice presidente de asuntos académicos y de membresía en la NCAA.
Sin embargo, dijo que la NCAA considera que las universidades son responsables de decidir qué nivel de atleta debería ser aceptado en sus universidades.
Una vez la universidad los admite, debe hace todo lo posible para asegurarse de que el estudiante tenga éxito", dijo. "Las universidades no quieren un estándar nacional que diga a quién pueden reclutar y aceptar. Quieren esas decisiones con el presidente, rectores y directores de deportes. Esa es la pieza fundamental de todo esto".
Escasa información
La NCAA admite que casi 30 atletas en deportes que generan ingresos para las universidades fueron aceptados en el 2012 con puntuaciones muy bajas, menores a 700 en el examen SAT, donde el promedio nacional es de 1000. Ese es un pequeño porcentaje de más o menos 5.700 atletas que participan en deportes que generan ingresos.
Sin embargo, la NCAA no compartió datos primarios. El Departamento de Educación de Estados Unidos no le da seguimiento a estadísticas sobre este asunto, y tampoco lo hacen las conferencias.
De hecho, CNN sólo encontró a una persona, además de Willinghan, que alguna vez ha recolectado datos sobre este tema. El profesor Gerald Gurney de la Universidad de Oklahoma encontró que más o menos el 10% de los atletas que participan en deportes que generan ingresos leían a un nivel por debajo del cuarto grado.
Así que, después de consultar con varios expertos académicos, CNN presentó solicitudes para obtener registros públicos y concluyó que lo que Willingham encontró en UNC y lo que Gurney encontró en Oklahoma también estaba ocurriendo en otros lugares.
La información que CNN reunió está basada en los resultados de los exámenes de ingreso SAT y ACT de atletas que participan en los deportes que generan ingresos: fútbol y básquetbol.
En algunos casos, en los que esa información no estaba disponible, CNN pidió los resultados de los exámenes de aptitud a los que los atletas debían someterse luego de ser aceptados por la universidad.
Con base en información de dichas solicitudes y docenas de entrevistas, una investigación de CNN reveló que la mayoría de universidades tienen entre un 7% y 18% de atletas cuyo nivel de lectura es de la escuela primaria. Algunas tenían porcentajes aún mayores de atletas que se encontraban debajo del límite.
Según aquellos expertos académicos, el límite para tener un nivel universitario es una puntuación de 400 en las pruebas de lectura o redacción del SAT. En el ACT, ese límite es de 16.
Muchos estudiantes-atletas obtuvieron una puntuación en el rango de 200 o 300 en la prueba de lectura del SAT; se trata de un límite que los expertos informan es un nivel de lectura básico, y demasiado bajo para las clases en la universidad. La puntuación más baja posible en esa parte del SAT es 200, y el promedio nacional es 500.
En el ACT, encontramos que las puntuaciones de algunos estudiantes eran de un solo dígito, cuando la puntuación más alta posible es de 36, y el promedio nacional es de 20. En la mayoría de casos, el promedio del equipo en la puntuación de lectura en el ACT se encontraba en el rango de 15 a 19.
"En muchas maneras, es inmoral que la universidad acepte a tal estudiante", dijo el Dr. Richard M. Southall, director del College Sport Institute y profesor en la Universidad de Carolina del Sur.
Los resultados no lo son todo
Autoridades de las universidades de las que CNN recogió los datos dijeron que reconocían las bajas puntuaciones, y dieron varias posibles razones para ellas:
- Algunos atletas no aspiran a obtener puntuaciones altas cuando toman exámenes de admisión, y sólo buscan obtener la puntuación suficiente como para ser considerado por la NCAA.
- Muchas veces, las bajas puntuaciones son indicadores de problemas de aprendizaje.
- Los exámenes de admisión son sólo un factor que se toma en consideración cuando deciden si aceptar o no a un estudiante-atleta.
Las autoridades también dijeron que creen que un excelente nivel de clases particulares y atención adicional de apoyo académico le permite a estos atletas sobresalir tanto fuera como dentro del campo, y muchos citaron los altos índices de graduación de los atletas.
Robert Stacey, decano de la Facultad de Artes y Ciencias en la Universidad de Washington, dijo que la conversación debería centrarse en la brecha en el rendimiento, es decir, la diferencia entre los niveles académicos de los atletas y sus compañeros no deportistas en la misma universidad.
"Sabemos cómo reducir la brecha en el rendimiento. Es sólo que es muy caro", dijo. Un estudiante que obtuvo una puntuación de 380 en su prueba de lectura (SAT) va a enfrentarse a tremendos retos y no podrá competir el primer año con un estudiante que tiene una puntuación de 650 o 700. Pero con sesiones intensivas de tutorías -y no estoy hablando de hacer trampa, sino de tutorías- para cuando lleguen al tercer año, van a competir. Pero es un proceso muy caro. Requiere de mucho trabajo".
Pero algunas universidades de las que CNN pidió información ni siquiera tenían clases de recuperación para los estudiantes-atletas. Los atletas, muchas veces, se apresuran al campo incluso antes de entrar a un salón de clases. E incluso si, con el tiempo, logran ponerse al día, ¿cómo van a completar los primeros semestres?
Encontramos una convincente explicación en la Universidad del Estado de lowa, donde la brecha de rendimiento entre los estudiante y los estudiantes-atletas era bastante baja.
Ahí, cualquier atleta que es aceptado en condiciones especiales (no habrían logrado entrar sólo en base a lo académico) debe empezar a asistir a clases en el verano, donde se les da refuerzo.
Tom Hill, vicepresidente senior de asuntos estudiantiles, dijo que esto se hace en parte porque la escuela reconoce que simplemente es demasiado pedirle a los atletas que cumplan con un difícil horario de entrenos y juegos, además de que vayan al día con el trabajo de clase, en especial si ya están atrasados en su nivel académico.
"Les proporcionaremos apoyo y ayuda para comenzar el proceso de mejorar las deficiencias", dijo Hill. "No sólo se trata de lanzarlos ahí".
Hill también dijo que la Universidad del Estado de Iowa, la cual otorga muchas becas y acepta a muchos estudiantes de pequeños pueblos rurales en todo el estado, no separa el apoyo académico para los atletas del resto de la población estudiantil. Cualquier persona puede participar en las mismas tutorías en las que participa un atleta.
Hill, que tiene una vasta experiencia como administrador en atletismo universitario, dijo que está muy consciente de las prácticas de empujar a los atletas en las universidades más competitivas. Y es contundente acerca de lo que piensa de esto.
"La gente que hace eso debería ser arrestada", dijo Hill. "Deberíamos volverlo ilegal. Sé que ocurre. He estado involucrado en los deportes".
Consejeros académicos, tutores y profesores, tanto anteriores como actuales, dicen que es casi imposible saltar del nivel de lectura de la escuela primaria al universitario mientras se hacen malabares con un horario tan agitado como el de un atleta de la NCAA. Dicen que las tasas de graduación de la NCAA están viciadas porque no reflejan cuando un estudiante recibe demasiada ayuda del apoyo académico.
"Los están empujando", dijo Billy Hawkins, profesor asociado y mentor de atletas en la Universidad de Georgia.
"Los están graduando. UGA está graduando en el número 2 en el SEC, de manera que son capaces de graduar a los atletas, pero ¿han aprendido algo? ¿Son ahora ciudadanos productivos? Eso es algo que me preocupa. Obtener un título es una cosa, ser funcional con ese título es completamente distinto".
Hawkins, quien afirma que en sus 25 años en distintas universidades ha sido testigo de algunos estudiantes atletas que no llegan a alcanzar los estándares de lectura en las universidades, agregó: "Es demasiado para los estudiantes que leen por debajo del nivel universitario. Es básicamente una farsa".
Gurney, quien vio la situación en la Universidad de Oklahoma, dijo claramente: "Los presidentes de las universidades ponen en riesgo la credibilidad académica de sus universidades simplemente para que podamos tener esta industria del entretenimiento. ... La NCAA continuamente quiere ignorar este hecho, pero admiten a estudiantes que no saben leer.
"Los libros de texto universitarios están escritos a un nivel de noveno grado, de manera que colocamos a estos atletas de élite en aulas en donde no pueden entender estos libros de texto. Imagínate estar sentado en un aula en donde nada tiene sentido para ti".
Riesgos y recompensas
Todos los representantes universitarios con quienes hablamos niegan que sus tutores hacen demasiado trabajo para los estudiantes atletas que vienen con niveles tan bajos de lectura.
"Pierdo el sueño con muchas cosas; no pierdo el sueño por los tutores de redacción. Somos muy estrictos", dijo Brian Davis, director asociado de atletismo para los servicios a estudiantes de fútbol en la Universidad de Texas, reconociendo que había, por supuesto, desafíos.
"Se debe minimizar el riesgo lo más posible. Si uno inscribe a 20 (reclutas), no se puede tener de 30 a 50% en situación de riesgo. Pone demasiada presión sobre el sistema. Es entonces cuando te metes en problemas nefastos, y yo estoy muy orgulloso de cómo hemos abordado los factores de riesgo", dijo Davis.
Hay anécdotas de estudiantes atletas que tienen éxito. Christine Simatacolos, la directora adjunta de atletismo para la vida estudiantil en la Universidad de Louisville en Kentucky, cuenta de un estudiante cuyas bajas calificaciones cayeron por debajo del umbral de alfabetización de la universidad pero que se graduó de la Universidad Estatal de Louisiana y en la actualidad se encuentra en la escuela de medicina.
Sin embargo, se narraron a CNN muchas más anécdotas de fracasos durante nuestra investigación de un mes de duración.
Kadence Otto, que una vez enseñó en la Universidad Estatal de Florida, recuerda una situación en que un tutor de apoyo académico llamaba todas las semanas para averiguar sobre un jugador titular.
"Yo respondería, 'Él no va bien. No puede leer y escribir'. Y (el tutor) diría, 'Bien, veremos qué podemos hacer'", dijo Otto. Eso terminó con una lesión que acabó con su carrera. "No vale nada para el equipo y nunca supe más del consejero de apoyo académico. Tampoco volvió a presentarse a clases".
Otto, que ahora da clases en Western Carolina University, dice que esta experiencia le supuso un fuerte impacto.
"Esa es una de las razones por las que comencé a trabajar contra la corrupción en los deportes universitarios. El envío de mensajes que probablemente no les importan los atletas como personas", dijo. Y en cuanto a las afirmaciones de las instituciones que pueden mejorar a los malos lectores con tutorías, dijo: "Sinceramente, me parece que es como intentar convertir a un jugador de la Pequeña Liga de Béisbol en un profesional".
De manera periódica desde la década de 1980, han surgido historias de atletas que no sabían leer.
– El ex jugador de baloncesto Kevin Ross contó en "Outside the Lines" de ESPN sus luchas en la Universidad Creighton en la década de 1980.
– En 1989, el jugador de fútbol Dexter Manley dijo al Congreso que pasó por la universidad y en las profesionales sin tener que aprender a leer.
– La cautivadora historia de Dasmine Cathey de su lucha en la Universidad de Memphis fue relatada por The Chronicle of Higher Education en 2012.
Ya en la década de 1980, el personal docente y administrativo ha hablado sobre los atletas analfabetas que son empujados por medio de grados aprobados para mantener su elegibilidad para jugar, mientras que a su lectura se le ponía poca atención.
Linda Bensel-Meyers, quien trabajó para Tennessee hasta 2002, dijo que un sicólogo contratado por la universidad diagnosticaba discapacidades de aprendizaje y colocaba a los estudiantes en un programa que no tenía los requisitos para graduarse que tenían los demás estudiantes.
"Muchos de los registros que vi revelaban que estos atletas llegaban a nosotros prácticamente analfabetos y salían de la escuela como analfabetos funcionales", dijo Bensel-Meyers a CNN.
Cuando CNN se comunicó, Tennessee no respondió a las preguntas.
Luego estaba Brenda Monk. En 2009, la ex especialista de aprendizaje de la Universidad Estatal de Florida dijo en "Outside the Lines" de ESPN que fue forzada a dimitir de la universidad cuando surgió un escándalo de por trampas en donde la NCAA dijo que los tutores hacían los trabajos de los atletas y les proporcionaban las respuestas de los exámenes.
Monk negó la acusación de que hacía demasiado trabajo para los atletas, pero dijo que vio a algunos de ellos leer al nivel de estudiantes de segundo y tercer grado de primaria.
La NCAA impuso sanciones contra la Universidad de Florida en 2009; entre estas sanciones estaban la anulación de premios y reducción de becas.
Dicha universidad no le proporcionó a CNN los registros en respuesta a nuestra solicitud.
¿Vienen cambios?
En diciembre, el Grupo Drake, que promociona la integridad académica en los deportes universitarios, organizó un viaje de cabildeo a Washington para presionar por una enmienda a la Ley de educación universitaria de 1965. El Director Allen Sack dijo que le gustaría ver una Ley de protección al atleta universitario, una ley que mantendría a los atletas en el banquillo durante su primer año si se encuentran una desviación estándar por debajo del estudiante promedio admitido en la universidad.
"Eso es desmesurado, traer a un joven atleta que no encaja en el perfil general del cuerpo estudiantil y hacerlo jugar al fútbol en televisión nacional antes de haber entrado en el salón de clases por primera vez en otoño", dijo Sack.
El congresista por Pennsylvania Charlie Dent introdujo una legislación en la Cámara el año pasado que requiere una revisión completa de la NCAA. Cuando habló con CNN citó la falta de consistencia en la forma que las recientes investigaciones de la NCAA sobre cómo se manejaron diversas irregularidades en la Universidad de Auburn, la Universidad Estatal de Florida, la Universidad de Miami, de Carolina del Norte, la Universidad Estatal de Ohio y de Pensilvania.
"Creo que (la NCAA) debe de ser examinada. Creo que necesitan se les tire de las riendas", dijo Dent.
Marry Willingham participó en el viaje a Washington y dijo que volvió sintiendo que podrían hacer algunos progresos para lograr el cambio.
Otros no están tan seguros de que una bestia tan grande como los deportes universitarios pueda ser domada.
Él no podía leer o escribir.
"Y entré en una especie de pánico. ¿Qué haces con eso?”, dijo, recordando la reunión.
El trabajo de Willingham era ayudar a los atletas que no estaban del todo preparados académicamente para el trabajo requerido en la UNC en Chapel Hill, una de las mejores universidades públicas del país.
Sin embargo, se impresionó al ver que uno de ellos no pudiera leer. Y luego, encontró que él no era un caso poco común.
Pronto, conocería a un estudiante atleta que no podía leer palabras polisílabas. Tuvo que enseñarle a pronunciar Wis-con-sin, como hacen los niños en la escuela primaria.
Y luego llegó otro atleta con esta solicitud: "Quería que le enseñara a leer lo suficientemente bien como para que pudiera leer acerca de sí mismo en las noticias, porque eso era algo realmente importante para él", dijo Willingham.
Los estudiantes-atletas que no pueden leer bien, pero juegan en los deportes universitarios que generan ingresos como el fútbol y el baloncesto, no son un fenómeno nuevo, y ciertamente no se encuentran sólo en la UNC de Chapel Hill.
Una investigación de CNN encontró universidades públicas en todo el país donde muchos estudiantes que son parte de los programas de baloncesto y fútbol, tenían un nivel de lectura de octavo grado. Los datos obtenidos a través de solicitudes de registros abiertos también mostraron una sorprendente brecha en el rendimiento entre los atletas universitarios y sus compañeros en la misma institución.
Éste no es un estudio exhaustivo de todas las universidades que tienen los principales programas deportivos; CNN escogió una muestra de las universidades públicas, donde aplican las leyes de registros abiertos. Buscamos información de un total de 37 instituciones, de las cuales 21 universidades respondieron. Las otras se negaron a nuestra solicitud de tener acceso a los resultados de exámenes de admisión o pruebas de aptitud; algunas afirmaron que la información no existía y otras citaron reglas de privacidad. Otras simplemente no los presentaron a tiempo.
Mira los detalles de nuestros hallazgos.
Escándalo atlético vs. académico
Como estudiante graduada de UNC-Greensboro, Willingham investigó los niveles de lectura de 183 atletas de UNC-Chapel Hill que jugaron fútbol o baloncesto de 2004 a 2012. Encontró que el 60% tenían un nivel de lectura que se encontraba entre el cuarto y octavo grado. Entre el 8% y el 10% leían por debajo de un nivel de tercer grado.
"Entonces, ¿qué cursos van a tomar para obtener un título aquí? No puedes venir con una educación de tercer, cuarto o quinto grado y graduarte de esta universidad", le dijo a CNN.
El problema fue puesto de manifiesto en UNC hace dos años, cuando salió a luz un escándalo en el que a los estudiantes, muchos de ellos atletas, les dieron calificaciones por clases a las que no asistieron, y en las que no entregaron un solo trabajo. El mes pasado, un gran jurado de Carolina del Norte acusó a un profesor en el meollo del escándalo por cargos de fraude. Está acusado de haber recibido 12.000 dólares por una clase que no dio.
Cuando Willingham trabajó como especialista de aprendizaje con atletas de 2003 a 2010, ella admite que participó en un engaño, al firmar formularios en los que indicaba que no había sido testigo de violaciones a las reglas de la Asociación Nacional Atlética Colegial de EE.UU. (NCAA, por sus siglas en inglés), cuando de hecho sí lo hizo. Sin embargo, la NCAA, el cuerpo organizador de deportes universitarios, nunca la entrevistó. En lugar de ello, encontró que ninguna regla había sido quebrantada en Chapel Hill.
La UNC ahora dice que 120 reformas han entrado en vigor para garantizar que no habrá transgresiones académicas.
Pero Willingham dijo que las clases falsas eran sólo un síntoma del problema mayor de matricular buenos atletas que no poseen destrezas de lectura para tener éxito en la universidad.
"¿Acaso no hago trampas cuando me siento a la mesa con un chico que no sabe leer o escribir a nivel universitario y saco un trabajo de allí? ¿Es esto legítimo? No", dijo Willingham a CNN. "No haría eso hoy en día con un estudiante universitario; lo hice solamente con deportistas, porque es necesario".
Los deportes en la NCAA son un buen negocio, con millones de dólares en juego por los programas ganadores.
En 2012, la Universidad de Louisville obtuvo ganancias de 26,9 millones de dólares por su programa de baloncesto masculino, según cálculos que las universidades deben presentar ante el Departamento de Educación y que fueron analizados por CNNMoney. Eso es más o menos el 60% más que los 16,9 millones en ganancias de la Universidad de Carolina del Norte, cuyo equipo de baloncesto masculino obtuvo el segundo ingreso más grande.
Willingham, quien ahora es consejera de graduación y tiene acceso a los archivos de los estudiantes, dice que cree que todavía hay atletas en la UNC que no pueden hacer los trabajos de los cursos.
El Director de deportes de la UNC, Bubba Cunningham, le dijo a CNN que la universidad solamente admite estudiantes que cree pueden ser exitosos.
"Creo que nuestros estudiantes tienen una experiencia excepcional tanto en el salón de clases como en el campo de las competencias", afirmó.
Con base en observaciones, los oficiales de la NCAA admiten que probablemente hay historias que son preocupantes, pero también dice que la gran mayoría de estudiantes-atletas compiten en un alto nivel en el salón de clases.
"¿Hay estudiantes que llegan a la universidad no estando bien preparados? Seguro. No sólo son estudiantes-atletas", dijo Kevin Lennon, vice presidente de asuntos académicos y de membresía en la NCAA.
Sin embargo, dijo que la NCAA considera que las universidades son responsables de decidir qué nivel de atleta debería ser aceptado en sus universidades.
Una vez la universidad los admite, debe hace todo lo posible para asegurarse de que el estudiante tenga éxito", dijo. "Las universidades no quieren un estándar nacional que diga a quién pueden reclutar y aceptar. Quieren esas decisiones con el presidente, rectores y directores de deportes. Esa es la pieza fundamental de todo esto".
Escasa información
La NCAA admite que casi 30 atletas en deportes que generan ingresos para las universidades fueron aceptados en el 2012 con puntuaciones muy bajas, menores a 700 en el examen SAT, donde el promedio nacional es de 1000. Ese es un pequeño porcentaje de más o menos 5.700 atletas que participan en deportes que generan ingresos.
Sin embargo, la NCAA no compartió datos primarios. El Departamento de Educación de Estados Unidos no le da seguimiento a estadísticas sobre este asunto, y tampoco lo hacen las conferencias.
De hecho, CNN sólo encontró a una persona, además de Willinghan, que alguna vez ha recolectado datos sobre este tema. El profesor Gerald Gurney de la Universidad de Oklahoma encontró que más o menos el 10% de los atletas que participan en deportes que generan ingresos leían a un nivel por debajo del cuarto grado.
Así que, después de consultar con varios expertos académicos, CNN presentó solicitudes para obtener registros públicos y concluyó que lo que Willingham encontró en UNC y lo que Gurney encontró en Oklahoma también estaba ocurriendo en otros lugares.
La información que CNN reunió está basada en los resultados de los exámenes de ingreso SAT y ACT de atletas que participan en los deportes que generan ingresos: fútbol y básquetbol.
En algunos casos, en los que esa información no estaba disponible, CNN pidió los resultados de los exámenes de aptitud a los que los atletas debían someterse luego de ser aceptados por la universidad.
Con base en información de dichas solicitudes y docenas de entrevistas, una investigación de CNN reveló que la mayoría de universidades tienen entre un 7% y 18% de atletas cuyo nivel de lectura es de la escuela primaria. Algunas tenían porcentajes aún mayores de atletas que se encontraban debajo del límite.
Según aquellos expertos académicos, el límite para tener un nivel universitario es una puntuación de 400 en las pruebas de lectura o redacción del SAT. En el ACT, ese límite es de 16.
Muchos estudiantes-atletas obtuvieron una puntuación en el rango de 200 o 300 en la prueba de lectura del SAT; se trata de un límite que los expertos informan es un nivel de lectura básico, y demasiado bajo para las clases en la universidad. La puntuación más baja posible en esa parte del SAT es 200, y el promedio nacional es 500.
En el ACT, encontramos que las puntuaciones de algunos estudiantes eran de un solo dígito, cuando la puntuación más alta posible es de 36, y el promedio nacional es de 20. En la mayoría de casos, el promedio del equipo en la puntuación de lectura en el ACT se encontraba en el rango de 15 a 19.
"En muchas maneras, es inmoral que la universidad acepte a tal estudiante", dijo el Dr. Richard M. Southall, director del College Sport Institute y profesor en la Universidad de Carolina del Sur.
Los resultados no lo son todo
Autoridades de las universidades de las que CNN recogió los datos dijeron que reconocían las bajas puntuaciones, y dieron varias posibles razones para ellas:
- Algunos atletas no aspiran a obtener puntuaciones altas cuando toman exámenes de admisión, y sólo buscan obtener la puntuación suficiente como para ser considerado por la NCAA.
- Muchas veces, las bajas puntuaciones son indicadores de problemas de aprendizaje.
- Los exámenes de admisión son sólo un factor que se toma en consideración cuando deciden si aceptar o no a un estudiante-atleta.
Las autoridades también dijeron que creen que un excelente nivel de clases particulares y atención adicional de apoyo académico le permite a estos atletas sobresalir tanto fuera como dentro del campo, y muchos citaron los altos índices de graduación de los atletas.
Robert Stacey, decano de la Facultad de Artes y Ciencias en la Universidad de Washington, dijo que la conversación debería centrarse en la brecha en el rendimiento, es decir, la diferencia entre los niveles académicos de los atletas y sus compañeros no deportistas en la misma universidad.
"Sabemos cómo reducir la brecha en el rendimiento. Es sólo que es muy caro", dijo. Un estudiante que obtuvo una puntuación de 380 en su prueba de lectura (SAT) va a enfrentarse a tremendos retos y no podrá competir el primer año con un estudiante que tiene una puntuación de 650 o 700. Pero con sesiones intensivas de tutorías -y no estoy hablando de hacer trampa, sino de tutorías- para cuando lleguen al tercer año, van a competir. Pero es un proceso muy caro. Requiere de mucho trabajo".
Pero algunas universidades de las que CNN pidió información ni siquiera tenían clases de recuperación para los estudiantes-atletas. Los atletas, muchas veces, se apresuran al campo incluso antes de entrar a un salón de clases. E incluso si, con el tiempo, logran ponerse al día, ¿cómo van a completar los primeros semestres?
Encontramos una convincente explicación en la Universidad del Estado de lowa, donde la brecha de rendimiento entre los estudiante y los estudiantes-atletas era bastante baja.
Ahí, cualquier atleta que es aceptado en condiciones especiales (no habrían logrado entrar sólo en base a lo académico) debe empezar a asistir a clases en el verano, donde se les da refuerzo.
Tom Hill, vicepresidente senior de asuntos estudiantiles, dijo que esto se hace en parte porque la escuela reconoce que simplemente es demasiado pedirle a los atletas que cumplan con un difícil horario de entrenos y juegos, además de que vayan al día con el trabajo de clase, en especial si ya están atrasados en su nivel académico.
"Les proporcionaremos apoyo y ayuda para comenzar el proceso de mejorar las deficiencias", dijo Hill. "No sólo se trata de lanzarlos ahí".
Hill también dijo que la Universidad del Estado de Iowa, la cual otorga muchas becas y acepta a muchos estudiantes de pequeños pueblos rurales en todo el estado, no separa el apoyo académico para los atletas del resto de la población estudiantil. Cualquier persona puede participar en las mismas tutorías en las que participa un atleta.
Hill, que tiene una vasta experiencia como administrador en atletismo universitario, dijo que está muy consciente de las prácticas de empujar a los atletas en las universidades más competitivas. Y es contundente acerca de lo que piensa de esto.
"La gente que hace eso debería ser arrestada", dijo Hill. "Deberíamos volverlo ilegal. Sé que ocurre. He estado involucrado en los deportes".
Consejeros académicos, tutores y profesores, tanto anteriores como actuales, dicen que es casi imposible saltar del nivel de lectura de la escuela primaria al universitario mientras se hacen malabares con un horario tan agitado como el de un atleta de la NCAA. Dicen que las tasas de graduación de la NCAA están viciadas porque no reflejan cuando un estudiante recibe demasiada ayuda del apoyo académico.
"Los están empujando", dijo Billy Hawkins, profesor asociado y mentor de atletas en la Universidad de Georgia.
"Los están graduando. UGA está graduando en el número 2 en el SEC, de manera que son capaces de graduar a los atletas, pero ¿han aprendido algo? ¿Son ahora ciudadanos productivos? Eso es algo que me preocupa. Obtener un título es una cosa, ser funcional con ese título es completamente distinto".
Hawkins, quien afirma que en sus 25 años en distintas universidades ha sido testigo de algunos estudiantes atletas que no llegan a alcanzar los estándares de lectura en las universidades, agregó: "Es demasiado para los estudiantes que leen por debajo del nivel universitario. Es básicamente una farsa".
Gurney, quien vio la situación en la Universidad de Oklahoma, dijo claramente: "Los presidentes de las universidades ponen en riesgo la credibilidad académica de sus universidades simplemente para que podamos tener esta industria del entretenimiento. ... La NCAA continuamente quiere ignorar este hecho, pero admiten a estudiantes que no saben leer.
"Los libros de texto universitarios están escritos a un nivel de noveno grado, de manera que colocamos a estos atletas de élite en aulas en donde no pueden entender estos libros de texto. Imagínate estar sentado en un aula en donde nada tiene sentido para ti".
Riesgos y recompensas
Todos los representantes universitarios con quienes hablamos niegan que sus tutores hacen demasiado trabajo para los estudiantes atletas que vienen con niveles tan bajos de lectura.
"Pierdo el sueño con muchas cosas; no pierdo el sueño por los tutores de redacción. Somos muy estrictos", dijo Brian Davis, director asociado de atletismo para los servicios a estudiantes de fútbol en la Universidad de Texas, reconociendo que había, por supuesto, desafíos.
"Se debe minimizar el riesgo lo más posible. Si uno inscribe a 20 (reclutas), no se puede tener de 30 a 50% en situación de riesgo. Pone demasiada presión sobre el sistema. Es entonces cuando te metes en problemas nefastos, y yo estoy muy orgulloso de cómo hemos abordado los factores de riesgo", dijo Davis.
Hay anécdotas de estudiantes atletas que tienen éxito. Christine Simatacolos, la directora adjunta de atletismo para la vida estudiantil en la Universidad de Louisville en Kentucky, cuenta de un estudiante cuyas bajas calificaciones cayeron por debajo del umbral de alfabetización de la universidad pero que se graduó de la Universidad Estatal de Louisiana y en la actualidad se encuentra en la escuela de medicina.
Sin embargo, se narraron a CNN muchas más anécdotas de fracasos durante nuestra investigación de un mes de duración.
Kadence Otto, que una vez enseñó en la Universidad Estatal de Florida, recuerda una situación en que un tutor de apoyo académico llamaba todas las semanas para averiguar sobre un jugador titular.
"Yo respondería, 'Él no va bien. No puede leer y escribir'. Y (el tutor) diría, 'Bien, veremos qué podemos hacer'", dijo Otto. Eso terminó con una lesión que acabó con su carrera. "No vale nada para el equipo y nunca supe más del consejero de apoyo académico. Tampoco volvió a presentarse a clases".
Otto, que ahora da clases en Western Carolina University, dice que esta experiencia le supuso un fuerte impacto.
"Esa es una de las razones por las que comencé a trabajar contra la corrupción en los deportes universitarios. El envío de mensajes que probablemente no les importan los atletas como personas", dijo. Y en cuanto a las afirmaciones de las instituciones que pueden mejorar a los malos lectores con tutorías, dijo: "Sinceramente, me parece que es como intentar convertir a un jugador de la Pequeña Liga de Béisbol en un profesional".
De manera periódica desde la década de 1980, han surgido historias de atletas que no sabían leer.
– El ex jugador de baloncesto Kevin Ross contó en "Outside the Lines" de ESPN sus luchas en la Universidad Creighton en la década de 1980.
– En 1989, el jugador de fútbol Dexter Manley dijo al Congreso que pasó por la universidad y en las profesionales sin tener que aprender a leer.
– La cautivadora historia de Dasmine Cathey de su lucha en la Universidad de Memphis fue relatada por The Chronicle of Higher Education en 2012.
Ya en la década de 1980, el personal docente y administrativo ha hablado sobre los atletas analfabetas que son empujados por medio de grados aprobados para mantener su elegibilidad para jugar, mientras que a su lectura se le ponía poca atención.
Linda Bensel-Meyers, quien trabajó para Tennessee hasta 2002, dijo que un sicólogo contratado por la universidad diagnosticaba discapacidades de aprendizaje y colocaba a los estudiantes en un programa que no tenía los requisitos para graduarse que tenían los demás estudiantes.
"Muchos de los registros que vi revelaban que estos atletas llegaban a nosotros prácticamente analfabetos y salían de la escuela como analfabetos funcionales", dijo Bensel-Meyers a CNN.
Cuando CNN se comunicó, Tennessee no respondió a las preguntas.
Luego estaba Brenda Monk. En 2009, la ex especialista de aprendizaje de la Universidad Estatal de Florida dijo en "Outside the Lines" de ESPN que fue forzada a dimitir de la universidad cuando surgió un escándalo de por trampas en donde la NCAA dijo que los tutores hacían los trabajos de los atletas y les proporcionaban las respuestas de los exámenes.
Monk negó la acusación de que hacía demasiado trabajo para los atletas, pero dijo que vio a algunos de ellos leer al nivel de estudiantes de segundo y tercer grado de primaria.
La NCAA impuso sanciones contra la Universidad de Florida en 2009; entre estas sanciones estaban la anulación de premios y reducción de becas.
Dicha universidad no le proporcionó a CNN los registros en respuesta a nuestra solicitud.
¿Vienen cambios?
En diciembre, el Grupo Drake, que promociona la integridad académica en los deportes universitarios, organizó un viaje de cabildeo a Washington para presionar por una enmienda a la Ley de educación universitaria de 1965. El Director Allen Sack dijo que le gustaría ver una Ley de protección al atleta universitario, una ley que mantendría a los atletas en el banquillo durante su primer año si se encuentran una desviación estándar por debajo del estudiante promedio admitido en la universidad.
"Eso es desmesurado, traer a un joven atleta que no encaja en el perfil general del cuerpo estudiantil y hacerlo jugar al fútbol en televisión nacional antes de haber entrado en el salón de clases por primera vez en otoño", dijo Sack.
El congresista por Pennsylvania Charlie Dent introdujo una legislación en la Cámara el año pasado que requiere una revisión completa de la NCAA. Cuando habló con CNN citó la falta de consistencia en la forma que las recientes investigaciones de la NCAA sobre cómo se manejaron diversas irregularidades en la Universidad de Auburn, la Universidad Estatal de Florida, la Universidad de Miami, de Carolina del Norte, la Universidad Estatal de Ohio y de Pensilvania.
"Creo que (la NCAA) debe de ser examinada. Creo que necesitan se les tire de las riendas", dijo Dent.
Marry Willingham participó en el viaje a Washington y dijo que volvió sintiendo que podrían hacer algunos progresos para lograr el cambio.
Otros no están tan seguros de que una bestia tan grande como los deportes universitarios pueda ser domada.
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