Cuando Paul Walker murió en un choque de auto el 30 de noviembre de 2013, a los 40 años, aún no terminaba su trabajo en la nueva entrega de Rápido y furioso, la taquillera saga hollywoodense.
Walker ya había completado la filmación de Horas desesperadas y La fortaleza (ya estrenadas en Chile), pero estaba en medio del rodaje de Rápidos y furiosos 7, la cinta que lo trae por última vez a los cines. Para su muerte, Universal anunció la detención indefinida de la producción. Tyrese Gibson describió ese impacto: “Nuestro primer instinto fue renunciar, pero cuando su familia dijo que quería que termináramos la película, lo hicimos por Paul”.
El rodaje se reanudó cuatro meses después del deceso del actor, y la contribución de sus hermanos Caleb y Cody fue esencial. En complemento con la tecnología disponible y el material guardado de Walker de los anteriores filmes, ambos ayudaron a culminar la superproducción.
En la antesala del debut de Rápidos y furiosos 7, se han acumulado las muestras de afecto de sus compañeros de elenco. El nacimiento de su hija, le impidió a Vin Diesel asistir a la primera exhibición de la cinta. Pero luego rindió el principal homenaje: Diesel decidió llamar Pauline a su retoña.
La historia de esta séptima parte sigue a Toretto, O’Conner y compañía, quienes preparan su regreso a Estados Unidos luego de derrotar a Owen Shaw, pero ven truncado su plan cuando irrumpe para cobrar venganza el hermano de éste, Deckard Shaw (Jason Statham).
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