Anticipar como lo hizo el consejero de Seguridad Shannon que su visita al Palacio Nacional fue para hablar sobre las relaciones bilaterales RD-Haití, fue una buena salida del diplomático desde cuyo despacho emanó el consejo de imponer sanciones al país sudamericano al considerarlo “una amenaza a la seguridad nacional”.
Esa denuncia que hizo el presidente Obama se produjo al momento de firmar una orden ejecutiva que también impuso sanciones al régimen del presidente Maduro, entre las cuales estaba la supresión del visado a varios funcionarios porque supuestamente habían incurrido en violaciones a los derechos humanos.
Tal declaración, en víspera de la VII Cumbre de Las Américas, que reunirá entre el 10 y 11 de abril a los presidentes, jefes de gobierno de la región y al rey de España, Felipe II, cayó como un balde de agua fría en las cancillerías de Latinoamérica, sobre todo entre los más cercanos de Venezuela, como Bolivia, Ecuador, Brasil y Argentina.
La respuesta que dio Venezuela a la denuncia de los Estados Unidos fue llamar a su más alto representante en Washington, D.
C., un encargado de negocios interino en vista de que las relaciones de los dos países están degradadas sin embajadores. También activó un mecanismo diplomático en la región.
En medio del avispero creado por la decisión norteamericana, el jefe del Comando Sur de ese país, general John Kelly, declaró que Venezuela se encuentra cerca del colapso, comentarios que fueron calificados como “inaceptables” por parte del lado venezolano que movilizó a 80,000 militares y 20,000 civiles armados.
Es probable que luego de la desproporcionada decisión de Washington, de declarar a Venezuela como “una amenaza a la seguridad nacional”, el régimen de Obama hubiese comprendido que el sector duro lo empujó a una confrontación con el país sudamericano y con muchos otros que dependen del petróleo venezolano.
El pasado 24 el embajador de los Estados Unidos, James Brewster visitó al presidente Medina de 4:30 de la tarde a 6:00, lo que causó sorpresa entre los periodistas que sirven las noticias desde el Palacio Nacional, por lo inusual y prolongada de esa cita.
Al parecer trató primero el tema que el lunes trajo Shannon en su portafolio.
Obama y el Caricom
El presidente Obama, resuelto a probar su suerte y el peso de los Estados Unidos en la región, visitará Jamaica en camino a Ciudad de Panamá, el día 8 y se reunirá allí con los gobernantes de los otros países miembros del Caricom, las islas del Caribe de herencia británica, generalmente distantes de la influencia norteamericana.
El presidente Obama, resuelto a probar su suerte y el peso de los Estados Unidos en la región, visitará Jamaica en camino a Ciudad de Panamá, el día 8 y se reunirá allí con los gobernantes de los otros países miembros del Caricom, las islas del Caribe de herencia británica, generalmente distantes de la influencia norteamericana.
Caricom no solamente actúa siempre en bloque regional, sino que depende en general del petróleo que ofrece Venezuela en términos blandos a través de Petrocaribe y de sus compras al productor Trinidad-Tobago, miembro activo e importante de la comunidad.
Los miembros del Caricom son 15 más 5 pequeñas islas económica y políticamente asociadas aunque algunas no son independientes sino miembros de la Mancomunidad.
Esos votos pesan tanto como los de grandes países cuando se reúnen las asambleas tanto de la OEA, como Naciones Unidas y las cumbres regionales.
Por el veto del grupo de países caribeños la República Dominicana no ha podido entrar en ese conglomerado, en parte debido a que antes, la diplomacia dominicana miró por encima de su hombro a la región y luego, porque tras el ingreso de Haití, la diplomacia de ese país maniobró con éxito hasta ahora, para dejarla afuera.
Estados Unidos sabe que en los intereses de la RD y de Haití no está en modo alguno promover una confrontación con Venezuela.
En el caso de Haití las relaciones históricas de los dos países vienen desde los primeros años de su independencia, cuando el presidente Petión ayudó con armas y dinero la causa sudamericana.
La República Dominicana y Haití, que tienen largas jornadas de incomprensiones mutuas y problemas derivados de la inmigración y la política, suscribieron hace años un acuerdo mediante el cual consultarían para votar en común sobre los problemas de la región, mecanismo que rara vez ha sido utilizado.
Después de algún zafarrancho verbal y diplomático reciente tras la violación de los consulados dominicanos en Puerto Príncipe y su posterior cierre por dos semanas, la calma ha vuelto a las relaciones de los dos países, cuyos presidentes Medina y Martelly se verán las caras en Panamá durante la Cumbre de Las Américas.
Haití ha dependido de las ayudas cuantiosas de Cuba, Venezuela y del soporte de la enorme población haitiana inmigrante por parte de la RD, además del comercio entre los dos países que comparten la isla que el año pasado alcanzó casi 2,000 millones de dólares.
Medina y Martelly tienen pendiente analizar la suspensión de la compra de productos agrícolas debido a la aparición en la parte este de la RD de la mosquita del Mediterráneo, que entró al país en un cargamento aéreo de mangos procedente del Perú. Técnicos agrícolas de las dos naciones estudian el caso.
Aunque no ha dicho nada sobre el particular, posiblemente y pese a sus vinculaciones estrechas con Estados Unidos, la diplomacia dominicana se decantará por una solución amigable al conflicto entre ese país y Venezuela, quizás con concesiones de parte y parte, ya que al país sudamericano no le conviene la confrontación.
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