El imperio de las cajas en la bolsa española se ha desvanecido con la crisis. Sus posesiones se han reducido a casi la mitad desde mediados de 2007, cuando estalló la crisis financiera y económica. Y se espera que en los próximos continúe la pérdida de dominios empresariales para cumplir con las exigencias de Bruselas a cambio de las ayudas públicas.
En cinco años los grupos constituidos por las antiguas entidades de ahorros han pasado de controlar un 6,5 por ciento de las compañías a un 3,45 por ciento, por lo que han visto reducidas sus posesiones en torno a un 43 por ciento.
Las mayores exigencias de capital y las provisiones para limpiar su balance han obligado al sector a ir desprendiéndose de las acciones que disponían en sociedad cotizadas estratégicas. También en las no cotizadas, aunque en este caso el volumen hasta ahora ha sido menor debido a la falta de liquidez de estas últimas.
La única entidad que ha mantenido intacto el control ha sido La Caixa, que no sólo no ha disminuido sus propiedades, sino que las ha incrementado ligerísimamente, de un 2,44 al 2,46 por ciento del mercado continuo. En parte se debe al aumento de las participaciones heredadas de Banca Cívica, que fue adquirida por la catalana el ejercicio pasado, aunque ya se ha deshecho de alguno de estos activos.
Las desiversiones se han venido produciendo de manera progresiva, pero en los últimos tiempos el ritmo de operaciones se ha acelerado por las imposiciones de la Comisión Europea.
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