Un estudio con ratas muestra que los cerebros de aquellas que beben durante el desarrollo se comportan después como los de las ratas inmaduras. Esta sobreexcitación de las neuronas del bebedor temprano no se había visto hasta ahora.
Cuando cumplas 30 años puede que no te acuerdes de aquellas míticas fiestas de la primavera y las borracheras de los años adolescentes, pero tu cerebro sí lo hará. En un estudio presentado hace unos días, los científicos han comprobado que el abuso del alcohol en la edad de desarrollo puede dejar secuelas en las neuronas durante la edad adulta, de tal modo que les dificulta tareas como el aprendizaje o la memoria.
El trabajo, publicado en la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research, se explica que las neuronas de las personas que se emborrachan demasiado pronto tienen después una especie de "síndrome de Peter Pan" como si se negaran a crecer. El experimento consistió en emborrachar a ratas macho durante el periodo de maduración - algo así como el equivalente a nuestra adolescencia - y comparar semanas después la respuesta de sus cerebros con los de las ratas 'abstemias'.
Lo que vieron fue una auténtica sorpresa: algunas neuronas del hipocampo (núcleo clave en la fijación de recuerdos) se comportaban de manera extraña y hacían mal las conexiones con sus vecinas. Cuando se las estimulaba, esas neuronas sobrerreaccionaban interrumpiendo el delicado equilibrio entre inhibición y activación que permite al cerebro funcionar con normalidad. Los cerebros de estas ratas bebedoras, sugieren los autores, se comportan como los de aquellas ratas que aún no han madurado, y esto puede ser un indicio de los daños que puede causar el alcohol en humanos (salvando las distancias entre ambos modelos y con todas las precauciones necesarias a la hora de extrapolar resultados).
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Otro de los aspectos novedosos es que estos cerebros 'empapados' en alcohol son más vulnerables en caso de daño cerebral, con respuestas más débiles y con un mayor peligro, por tanto, para el individuo. A falta de hacer estudios más enfocados a los daños en personas, los autores advierten de que la bebida pueda provocar daños posteriores en la atención o memorización. Los parámetros equivalentes para considerar como borracheras estos episodios son el consumo de unas cinco bebidas en un periodo de dos horas para ellos y cuatro o más bebidas en el mismo tiempo para ellas.
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